Cuando los vecinos de esa tranquila localidad (“Comuna Parque”, se llama a sí misma la pretenciosa localidad) escucharon nuestros motores circulando por sus limpias y casi nuevas calles de uno de los balnearios que disputan el título del más fome de Chile, deben de haber pensado que un grupo de Temporeros de la Fruta, arriba de un camión destartalado llegaba a sus impolutas playas. Pero no. Era algo peor. Un grupo de motoristas con Picnic en la mochila estaba estacionándose al final de la playa. Estamos seguros de que al vernos, los vecinos rápidamente se mandaron mensajes de texto por sus Blacberries y mail por la red HUIFI (Wi-Fi para los cuicos) que seguramente, hay por toda la comuna para esconder a sus hijas y mujeres.
Para los que no lo conocen se preguntarán ¿Qué es Santo Domingo?
Patrimonio de calles vacías. Icono de limpieza. Faro de la tranquilidad. Reducto de las buenas costumbres. Al menos tiene un Hotel, un Centro Cultural, Un Club de Jardines y la infaltable cancha de Golf (Gentlemen Only, Ladys Forbidden... Es en serio).
En definitiva lo rebautizamos como Santo Fomingo.
Nosotros veníamos con viento a favor desde la popular y siempre marginal Cartagena, pero porque estábamos arrancando. A solo poco más de media hora de viaje, un contraste que solo se puede dar en Chile que lo podemos resumir en que mientras en la playa más popular y pachanguera de Chile, solo querían que nos quedáramos y a lo mejor dejáramos todo lo que traíamos, y en el otro lado, ni se imaginaban que llegaríamos. La primera está hecha para quedarse, sea porque quieres comer mariscos, porque te gustaron las “shiquillas”, porque no te pudiste parar después del Melón con Vino, o porque te lo robaron todo y no tenías como volver. Mientras que en la otra... nadie te espera. Ni siquiera hay un lugar donde la gente se vea la cara... no hablemos de la playa porque el viento y la arena no dejan ver nada. De esa manera todos andan con el ceño fruncido como dándose importancia. Puros “vientos colados” como diría mi santa madre.
Pero no nos apuremos que todo tiene una racional explicación, al estilo de Gabriel. Días antes en la reunión semanal del cuartel, acordamos reducir costos para tener más plata para bencina y paseos. Estaba bueno esto de almorzar todas las veces en Restaurantes en la carretera.
Con esta nueva idea nació la dieta de la Moto “manejar harto y hacerlo arriba de la moto”... nos referimos al almuerzo. El llamado del Comandante fue un grito de guerra. Se acabaron las paradas de Café en la ruta, basta de almuerzos pantagruélicos en Restaurantes caros, solo había que ahorrar y desde ahora en adelante la dieta incluiría Sangusshes de Potito, Huevitos duros y Pilsen.
El paseo se inicia en Santiago, ruta 68 camino a Viña, desvío por Casablanca hasta Algarrobo, y desde ahí por la costa pasando por todos los lugares famosos del litoral central, Isla negra, el Tabo, El Quisco, Las Cruces, hasta Cartagena donde hicimos una escala técnica para cambio de aceite de uno de los pilotos (hacer pipí) y finalmente destino Santo Domingo para almorzar el picnic y volver por el camino que va a Leyda y de nuevo ruta 68 hasta Santiago.
Cumplimos todo el itinerario y milagrosamente no nos perdimos en esta oportunidad. Estábamos encomendados a San Rapidito; el nos llevó rapidito a nuestro destino sanos y salvitos.
Gracias al primo de Caco quien clandestinamente nos acogió unos minutos en la casa que arrendaba por esos lados para que pudiéramos conocer por unos minutos un baño de verdad, como los que tienen las casas sin piso de tierra.
Disfruten las fotos y hasta la próxima aventura
4 Ases
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